En este moderado film, coronado más por altos que por bajos, por metas donde la ilusión pareciera retroceder frente a los vientos fríos del sur, se vivencia la lucha desgarradora de un guión contra el escepticismo escolástico de los críticos rasgadores de vestiduras; el teatro vio primero a Dayub/Pájaro dejando gélidas gotas de sudor sobre los manubrios, el freno, el pedal y el sillín de su bicicleta. La obra de teatro se convirtió en película, en una suerte de peripecia o alucinación, de aquellas que suelen amenazar con la hoguera, pero que si no se calcinan, iluminan millares de conciencias.
El Amateur respira guión por doquier: en los planos del circo que figura la magia sin par del sueño del protagonista, en la poesía condensada en poco más de dos frases lapidarias, menos en todo caso, que en el ejemplo de coraje hallado por Pajarito en un cantante de música popular, quizás de mal gusto... en la tumba viva del padre, donde nuestro héroe habla consigo mismo a través de una fantasmal caja de licor, y en el ingenuo orgullo de un desempleado que se autonomina como "amateur".
Buena música "circense y chabacana", mejor fotografía, excelente actuación. Mauricio Dayub y Vando Villamil, sobre todo, tornan el bajo presupuesto en magna obra, especialmente para seres comunes, desvalidos y vulnerados. Se trata de un oda a los excluidos, a todos aquellos a quienes los miedos les han sido impuestos como sello de garantía única de vida; pero Pajarito demostrará que soñar, aunque electriza no mata, desmontando así el intocable mito de Ícaro, según el cual, volar quema. Pajarito voló en su bicicleta, pero con una magia un tilín más comprometida, cercana y humana que la de E.T. Todo ello gracias al único patrimonio del que Pájaro puede jactarse: un amigo, más el lejano amor por una mujer .
El Amateur respira guión por doquier: en los planos del circo que figura la magia sin par del sueño del protagonista, en la poesía condensada en poco más de dos frases lapidarias, menos en todo caso, que en el ejemplo de coraje hallado por Pajarito en un cantante de música popular, quizás de mal gusto... en la tumba viva del padre, donde nuestro héroe habla consigo mismo a través de una fantasmal caja de licor, y en el ingenuo orgullo de un desempleado que se autonomina como "amateur".
Buena música "circense y chabacana", mejor fotografía, excelente actuación. Mauricio Dayub y Vando Villamil, sobre todo, tornan el bajo presupuesto en magna obra, especialmente para seres comunes, desvalidos y vulnerados. Se trata de un oda a los excluidos, a todos aquellos a quienes los miedos les han sido impuestos como sello de garantía única de vida; pero Pajarito demostrará que soñar, aunque electriza no mata, desmontando así el intocable mito de Ícaro, según el cual, volar quema. Pajarito voló en su bicicleta, pero con una magia un tilín más comprometida, cercana y humana que la de E.T. Todo ello gracias al único patrimonio del que Pájaro puede jactarse: un amigo, más el lejano amor por una mujer .
Me gusto mucho eso del "desmontar el mito de Icaro" y la magia comprometida. Gracias por visitar mi casa de cine, pronto volvere. Saludos. elcinecomoexcusa.blogspot.com
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