jueves, 17 de mayo de 2012

HOW I ENDED THIS SUMMER

UN ABRAZO SÍ HACE VERANO

Es este un trabajo de extraña composición fílmica, nutrido al mismo tiempo por paisajes anímicos fantasmales y por  un estilo sublime que recubre la rudeza telúrica dispuesta para desunir y unir los personajes y su juego. Sencillez y rusticidad obran como contenedoras de las agrestes fuerzas -que  se dejan ver calmas en una primera parte- ilustradas por  esplendorosos fondos fotográficos; se trata de un magno largometraje que extraña lo entrañable en una atmósfera hostil para el encuentro tosco de dos soledades, para una pugna de saberes retenida  al principio por el dominio del más fuerte.

Dos hombres, uno maduro y uno joven se ven obligados a convivir en una estación meteorológica del ártico; sólo los acompaña la inmensidad de los paisajes blancos y helados, más el susurro de las ráfagas de brisas a falta de  camaradería entre ambos.  Las diferencias entre los dos solitarios personajes ni siquiera se  abren en los pocos diálogos que se logran establecer, cada vez más cerrados. La distancia abismal cercena la cercanía de espíritus, de ánimos, entre sujetos.   Sergei, artesano probo de su Estación, no convida al muchacho  a su amistad; sólo lanza órdenes y empujones; su  talante frío como su estancia en la nieve, no permite  abrigar mayor esperanza de intercambio de ideas y pareceres al joven Pasha, quien tras fallidos intentos de acercamiento debe callar tanto sus reconocidos conocimientos  académicos como su extrañeza ante el comportamiento de su avezado maestro.  Más extraña parece su obediencia  calma, rota sólo en instantes de  respetuosos reclamos ante su Jefe,  quien, asiendo su carácter rudo responde con golpes, sembrando temores, quizás protegiéndose de afectos.  

El recelo, más que un trámite de desconfianza, o garantía de poder, se adivina como forma de comunicación, como expresión corporal  del ánimo, como lazo invisible que se tiende, sólo en caso de avalancha de soledad.

En el extenso metraje, la tensión  de silencios que se propone, pareciera sobrellevar la carga expresiva  que se narra, permitiendo avizorar un portentoso ejercicio de cine mínimo y  reservando al tiempo un inadvertido lugar para una aventura de supervivencia ambiental, concebida no sólo como la lucha por permanecer en un terreno inhóspito sino también como condición de forja moral y emocional.  El ensayo fílmico entonces resulta más ambicioso de lo que se presentaba como menuda  y sencilla propuesta artística. La magnificencia de la fotografía arropa las pieles del maestro rústico y  a quien él considera su imberbe aprendiz; la simplicidad de la historia deja estallar la complejidad psíquica que se revela sin necesidad de romper los hielos: aquí todo se desliza en la superficie. Se pone en cubierta la amargura de Sergei que ocultaba su ternura y el desenfado juvenil de Pasha que ocultaba su miedo y su dolor. En cada plano de la  misteriosa atmósfera – allende la niebla- nos ofrece el director Popogresky  una superficie de hielo frágil que no se rompe con golpes fuertes, ni con hostiles silencios.

Una trágica noticia que se convierte en secreto pone frente a frente miedo y compasión; por temor a Sergei, Pasha, esconde lo que debe decirle, pero también lo hace por compartir  el dolor que suscitaría. Siendo el miedo más fuerte, emprende un peligroso escape, desde allí el telurismo se hace conductor de la trama y de las luchas que adoptan un clima más convulso y un ritmo igualmente trepidante.
 No acontece empero una guerra por el poder, ni siquiera por pura supervivencia; se trata de una búsqueda del otro ; una escalada de sacrificios para saberse Sujeto en un otro que visto tan cercano se desdibuja  o se ve desvanecido por la niebla. La huída es un encuentro, no hay cacería en la persecución de Sergei a  Pasha, sólo hay miedos a los lazos y a su vez anhelos de anudarlos. Sobre esta contradicción se erige el dolor que los termina fundiendo.
La aventura empero se precisa desde un primer momento, en el que parece que la acción no va entrar en escena;  se expresa en el  choque de personalidades que no arrojan muchas pistas sobre sí; el temperamento dócil del recién graduado Danilov no informa de pretensiones abisales; en cambio su maestro se insufla con aires de suficiencia, de gélido desprecio a lo débil , a lo sofisticado y frágil del discurso académico. Con su rigor militarista no llega a precisar qué pretende, qué quiere forjar en su joven compañero de trabajo, a quien trata como subalterno, sometiéndolo, reduciéndolo, gobernándolo ¿como a un incapaz? ¿cómo a un hijo? ¿Cómo a un sirviente? En la película los personajes posan en su inexpresividad, no se dilapidan gestos, se ahorran palabras; no se desbordan miradas, sólo los golpes y empujones al joven principiante delatarían un signo de ese algo que aunque flota en el hielo, no escarcha la mirada expectante de quien sigue los pasos de los personajes. No hay camaradería, no hay una convivencia en planos equitativos, no hay mayores ganas de efectuar reclamos… sólo instantes inmersos en reflejos de discreta ira, y el temor reverencial que da luces tenues, atravesando la bruma de los silencios habituales, para acercarse al otro, -¿al Otro?- , para lanzarle un hilo, de la red que se niegan a tejer, así Serguei sea muy hábil pescando...
 Hielos que el navío académico no pudo romper, cincelado por el saber rústico, por el artesano; vaivenes de dos almas esculpidas en cristales antárticos, biseladas a mano, con rudeza, a manos duras golpeando temores; el film trasega por rigores dominado expresiones de miedo, por miedos presentándose ante la muerte para no morir sin afrontarla, sin enrostrarle la verdad debida y no dicha en su momento… truchas contaminadas para un nuevo y tácito pacto de amistad.
 Un abrazo, una despedida, podrían romper el hielo; el encuentro podría presentarse con una separación…
 No sobra hacer mención del impecable trabajo actoral colectivo, porque más que dos interpretaciones individuales vehementes, Sergei Puskepalis (Sergei) y Grigory Dobrygin (Pasha)  logran integrar tan bien su actuaciones, hacer tan creible el lazo difuso de los portagonistas, la dejadez de sus intenciones y más aún, de sus limbos emocionales, que hacen pensar en una unidad simbólica, un juego de identificaciones  y agresiones  en el que cada quien sólo es reconocible a través del otro. Un oso polar que irrumpe en algún momento del esacape de Danilov, podría haber obrado como vaticinio del muy merecido Oso de Plata con el cual fueron galardonados estos dos actores; fue imposible dar un premio sólo a uno de ellos; el galardón tenía que otorgarse al dúo, para ser justos...

Título Original: Kak ya provel etim letom 
País: Rusia
Año:2010
Director: Aleksei Popogrebsky 
Guión: Aleksei Popogrebsky
Fotografía: Pavel  Kostomarov

 TRAILER

lunes, 14 de diciembre de 2009

FRANCISCA

¿De qué lado estás?

La represión de Tlatelolco no pudo empañar la lucha revolucionaria. La juventud, los obreros y campesinos mexicanos no callaron ante la ignominia.; la consigna  se extendió de los muros de la UNAM a todos los rincones de América: " hay que odiar con amor revolucionario". Este film narra la forja,  las desventuras, símbolos y contradicciones  de un grupo de jóvenes revolucionarios y su amor hacia la humanidad, perseguido implacablemente por las huestes del "orden" , con sus espías -tiras- , con su control asfixiante,con su diario bombardeo de miedos, con su guerra sucia contra el libre pensamiento...corre el año de 1971.

"Francisca" está dividida en dos planos escénicos y narrativos muy bien delimitados: la ciudad, en la primera parte, y el campo en la  segunda. Las calles y muros, el smog y los debates políticos vivían un febril momento citadino; la entusiasta vitalidad  de los rebeldes universitarios, arropaba con sus símbolos libertarios la gran urbe. La aparente inminencia de una transformación revolucionaria de la sociedad parecía imprimirse en los códigos de interrelación dentro de un grupo de estudiantes rebeldes, cuyas arengas no dejaban lugar a dudas  acerca de su compromiso, consecuencia y entrega  con y por la liberación de su Pueblo. Sin embargo, los lazos de fraternidad que pugnaban por una mejor sociedad  eran amenazados por una respuesta institucional  que se valía del terror  y  el juego sucio para desintegrar  la agrupación; una guerra sucia,donde el miedo como munición se estrellaba contra las utopías de los jóvenes. La tortura y la muerte se erigían como "reprimenda" contra los malintencionadamente etiquetados como " antisociales". Al grupo revolucionario  llegaría un extranjero portador de una arma psicológica para sembrar la desconfianza, el temor y lo que pareciera una paranoia colectiva; los jóvenes hallarán pruebas para verificar que sus temores no son infundados...

Para la brutal inteligencia del Estado es menester eliminar  a los estudiantes; para Helmuth, el infiltrado en su organización, empero, sería apropiado persuadirlos para que abandonen la lucha , a fin de solucionar su conflicto ético. Él, proveniente de Alemania del Este, ha sido reclutado a la fuerza por el organismo de inteligencia  mexicano y constreñido  a convertirse en " tira" ( espía) muy a pesar de su historia, marcada por procesos  políticos similares a la de los jóvenes universitarios. Cuando el amor  entre  como viento huracanado en los espacios de debate político, Bruno( identidad falsa de Helmuth),se hallará  de pronto en una encrucijada, que sólo la valentía y arrojo de su amada podrán  esclarecer...aunque no de forma definitiva.

En el filme hay un límite preciso que  da cuenta de un escenario de lucha  envuelto en similares consignas pero contrastado  notablemente por su crudeza telúrica; la muerte da cuerpo a esta frontera. Al huir de la ciudad después del homicidio  de uno de los integrantes del grupo, Bruno y compañera se adentran en la vorágine de una represión atroz, gobernada  en  la vasta región rural por los Terratenientes y sus  matones; por la miseria  y la esclavitud; por las condiciones de vida campesina, agrestes, infrahumanas. En el campo, la creatividad revolucionaria se desvanece  en medio de  la ausencia de garantías legales, en el imperio del más fuerte. La ley es la voluntad de los ilegítimos propietarios; no hay posibilidad alguna de denunciar los atropellos. El colorido de los murales y el sonoro voceo de los cánticos irreverentes, quedan  fulminados en estos escenarios rurales; en la desesperanza tostada de la piel de los niños hambrientos, aunque otro pintoresco colorido, se aplauda en una que otra feria popular.

El hastío del  miedo  constante se trunca en la verdad de un momento trágico; el espía que optó por perseguir  sus ideales y abrazar los motivos de los perseguidos, de pronto se ve sorprendido por un cruento ataque de la inocencia... aquella contenida dentro de una máscara de lucha libre mexicana...

"Francisca", es un filme  que lejos de tener un tratamiento panfletario, se convierte en un obra que oxigena, sin vanas nostalgias, el cine político latinoamericano. Destacable dentro del metraje, la correcta recreación histórica, el atinado tratamiento ideológico, y la responsable investigación socio-cultural; hechos que permiten  otorgarle credibilidad a sus escenas. La mirada de Gabriel, un niño que ve sofocados sus sueños en la albores de la adolescencia, pareciera simbolizar  el ahogo de un proceso liberador que apenas comenzaba a cristalizarse. Se trata de la muerte violenta de la inocencia.... del estupro de la ternura.

País: México.
Año: 2002
Directora: Eva López Sánchez.
Guión: Jorge Goldemberg -Eva López Sánchez
Fotografía: Javier Morón
Música: Leonardo Heiblum- Jacobo Lieberman.
Interpretaciones:
Ulrich Noethen
Fabiola Campomanes
Julio Bracho
Arcelia Ramírez
Juan Ríos
Gustavo Sánchez Parra
Juan Carlos Colombo
Héctor Ortega
Eligio Meléndez.

lunes, 16 de noviembre de 2009

CORONACIÓN



LA LOCURA DE NO ENAMORARSE
Don Andrés tiene miedo de existir; siempre lo tuvo; nunca se atrevió a afrontarlo; prefirió deambular  en paseos diarios mientras cavilaba  sobre tal o cual personaje de la historia  apoyado en su  bastón de prístino  burgués para recordar su grandeza hereditaria, rindiendo homenaje a su vida disipada, la que, como sus millones, dilapidó, no por falta de cuidado, sino por exceso del mismo.  Sin síntomas aparentes , excepto su extraña preocupación por su "gordura", -creciente en su imaginación-, el neurótico Don Andrés es un hombre maduro en edad mas no en experiencias; no tiene historias ni anécdotas para contar, y de tenerlas no tendría a quien contárselas, es un hombre solo. Tan sólo frecuenta al vendedor de finos bastones y a un compañero de clase  que le recrimina el hecho de no haberse apasionado con nada en su vida: con una mujer, con una labor, con un vicio...
Te ha hecho falta  enamorarte de verdad...
Nada explica su vida fuera de los libros que lo obsesionan, los que,  constituyen su más sobrada jactancia, después de su  infaltable báculo, signo de poder burgués y artilugio depositario del legado aristócrata. Este bastón expresa una extensión de su virilidad, la que se empeña en mostrar socialmente, empuñándolo, a falta de obras que hablen de sus deseos, de sus diezmadas fuerzas, de al menos, un ápice de vida útil; es su único punto de apoyo en la vida. Andrés es un niño anciano.
"La única experiencia tal a la que puedo aspirar es a la muerte"

Desde luego, la personalidad aciaga de don Andrés, no responde necesariamente a su voluntad: Envolviéndolo como tornado de humo asfixiante está su abuela, una anciana corroída por sus prejuicios de clase y que pasa sus últimos días  aferrada la opulencia de tiempos pasados, donde según ella todo era ordenado y puro: no habían revoluciones. El desprecio evidente a su nieto solterón, cruzado con un amor agobiante hacia el mismo, hace inferir una educación castradora en el niño Andrés, niño que insiste en frenar  el  bienestar psíquico del viejo Andrés; de hecho siempre se reclaman mutuamente por sus complejos; Andrés vive inmerso en su infancia, preso en las culpas que con refinada represión instaló la matrona burguesa en su imaginario y que ahora le enrostra la foto de su niñez:
"Tú tienes la culpa Andrés, estás acabado".
Son vínculos familiares herrumbrados por la culpa; es una cadena de culpabilidades que no cesa:
Andrés: "...tú tienes la culpa de lo que me pasa, vieja inmunda ¿por qué no te mueres abuela?
Pero de las tinieblas de la mansión burguesa emerge una cándida figura que si no cambiará  las disociaciones que  abordan los talantes de la abuela y el solterón, si le pondrá punto final; se trata de un elemento que no encuadra en la bajeza de las formas y rituales aristocráticos, que se sustrae a la ruindad de lo opulento; es la inocencia, que hace su entrada en los afectos de los personajes centrales, para avivarlos, aunque no de la mejor manera. La pureza de  Estela, una humilde campesina  que engrosa la lista del servicio doméstico gracias a su tía - quien ya ha tenido paciencia suficiente para cuidar a la abuela- , no logra sublimar las pulsiones de abuela y nieto; en cambio,  los deseos se desbocan en planos de la moralidad cultural de cuestionable validez, tocando tangencialmente como objeto a  la noble muchacha, pero desviados ahí, justo en el punto de tangente. Las clases minoritarias siempre se han considerado superiores a cualquier ordenamiento normativo social o cultural; no en vano son ellos quienes elaboran las leyes jurídicas en tiempos contemporáneos; así que la virginal Estela corre el riesgo de ser "pervertida" por los patrones de la vieja casona.
La cosa es así: la abuela se obsesiona con la idea de  convertir a Estela en una ladrona; para tal efecto cuenta y deja dinero suyo al alcance de las delicadas manos de la joven criada. Induciéndola al robo, esta  abuela encuentra profundo gozo en la degradación de los débiles. El placer, que según ella "es una cochinada, una inmundicia", anega su interior al poner trampas -tentaciones- a  la muchacha; rodeada de íconos religiosos, la vieja actúa como aquel demonio tentador tan vituperado en sus oraciones. Puede llamare hipocresía esta práctica, pero lo que en realidad delata este comportamiento es una mentalidad esquizoide que como todas, se esconde a sí misma, tras el velo de una supuesta " moral perfecta", habida cuenta su " superioridad" de clase.
Para  Andrés, la transparente belleza de Estela significa la oportunidad de enamorarse, pero no de alguien, sino de algo; por eso la exigua presencia de un amor que podría redimirlo y devolverle la vitalidad  que nunca tuvo para luchar contra sus miedos, lo confunde aún más. ¿Qué siente por ella? ¿Compasión?, ¿pasión?, ¿desprecio?; es muy difícil precisarlo porque Andrés todavía está atado a los sentimientos infantiles por su abuela; no ha podido liberarse de su sombra, sus emociones  no son claras. Sin embargo, puede entreverse ese no reconocimiento del amor hacia la joven, dada la disociación de su carácter; por un lado experimenta una fuerte ternura y por el otro una sensualidad desbordante; la podría tener como Mujer, pero también como hija, aunque  entiende que no la puede desdoblar; optará entonces por hundirse en sus fantasías. Llegará el momento en que no las pueda distinguir de la realidad.
 Andrés: "...ayudarla a ser feliz como en las novelas ¿ después qué? no me extrañaría que sintiera ganas de asesinarla."

Pareciera que la neurosis de Andrés, se presentara como la neurosis social de la historia mexicana, mientras que sus temores se agigantan....

Como se ha podido observar  " Coronación" está articulada en torno a tópicos psicoanalíticos que delimitan la historia, eso sí, enmarcada en un contexto socio-político de lucha de clases. La Escuela de Frankfurt y el Freudomarxismo parecen nutrir el imaginario de la novela de José Donoso- hecho que quien escribe considera más que meritorio-.Así pues, paralelo al lujo barroco de la mansión, tenemos las penurias de la clase subordinada. Mario es un joven trabajador de una tienda quien de la noche a la mañana se ve despedido sin justificación alguna; muchacho noble y esperanzado en un mejor futuro, será el primer hombre en la vida de Estela y el motivo de los celos de Andrés, quien más allá de detestarlo por ser el novio de su ingenua criada, envidia su juventud, su vigor, su valor, en suma, su equilibrio. Mario  por su parte debe soportar toda la pesadumbre moral de su familia, constituida por su hermano- vago y ladrón- , su cuñada- una mujer desdentada que sufre los maltratos de su marido- y sus sobrinos, por los cuales deberá velar.

Este trabajo cinematográfico nos muestra  a través de su peculiar ritmo narrativo- que hace recordar las películas mexicanas de Luis Buñuel- perversiones a granel, resultando empero, una sucesión de encuadres serenos como parte de una cuidada propuesta estética, lejos del efectismo que se esperaría de una historia así. No obstante, hay un par de escenas convulsas, exageradas en sus decorados y agrestes en el histrionismo de su actores; esto es comprensible porque son escenas cumbre, que vuelcan en la fotografía y en la dirección artística toda la histeria de la burguesía en decadencia. Las secuencias de la fiesta aristocrática de la abuela, donde ella y sus invitadas lucen excéntricos atuendos, sueltan carcajadas demenciales y son  protagonistas de un delirio monárquico, hablan de esa desesperación de la burguesía por aferrarse a su poder, a su gloria, temerosa de las revoluciones populares.
Así que, se muestra la perversión aristocrática/burguesa (para ellos es su refinado derecho) y la perversión del lumpemproletariado, personificada en el hermano de Mario. Hay miseria humana por todos lados; es un sistema social que se resiste a la renovación histórica.
Abuela: "¡Revolucionarios de pacotilla"( lo repite varias veces a lo largo de la película)
Las ínfulas de alteza y santidad de la abuela son al fin coronados por Andrés (viejo y niño) en imagen disociada. Después le lanzan avioncitos de papel...

 País: México
Año: 1975
Director: Sergio Olhovich
Guión: Sergio Olhovich, basado en la novela homónima de José Donoso.
Actuaciones:
Ernesto Alonso
Carmen Montejo
Segrio Jiménez
Leticia Perdigón
Aarón Hernán
Raquel Olmedo
Blanca Torres
Graciela Doring
Pilar souza.

León Plata

domingo, 8 de noviembre de 2009

LA SUERTE ESTÁ ECHADA

"Mufa: Persona que padece un extraño e inexplicable estigma, por el cual atrae todas las desgracias a las personas que lo rodean"
Felipe


Entretenida y hasta enternecedora película, signada por un halo melodramático que no siempre se plantea de la mejor manera. Algunos visos de comedia romántica - a la americana-  y pálidos tintes de cine absurdo, arrasan con su unidad narrativa sin que esto obre como proyecto del guión; es decir, no es de aquellos trabajos fílmicos que, como propuesta, rompen con el orden cronológico lineal y/o la estructura tradicional de la historia contada; aquí en cambio se ofrece un caldo saturado de trucos  y fórmulas efectistas, que termina por desestructurarlo  y por ofrecer un conjunto de escenas mal hilvanadas. Al respecto es suficiente evidencia  la secuencia en la que dos vecinos irritados por el insomnio que les produce la alarma  encendida de un vehículo durante varias noches, frente a su edificio, se arman, así porque así, de un lanza cohetes y  hacen explotar dicho automotor. Gracioso que les ha resultado, por las formidables actuaciones de sus personajes quienes con  frenéticas carcajadas se sienten liberados de un karma que los tenía al borde de la locura, pero esta reacción sólo encuentra asidero en los pocos instantes en que ambos vecinos se encontraban en el ascensor, porque  el personaje interpretado por Gastón Pauls, en esos días aturdido por el insomnio, difiere su ritmo de vida con entera serenidad y aplomo; puede decirse que personifica la sensatez de la historia. Descontando que  el bombardeo del vehículo es una acto terrorista, y que  los personajes en vez de esconderse, bajan con sorprendente desenfado a la escena del crimen, tratando de mostrar una suerte de desencuentro amoroso, esta escena, desencajada  y a todas luces caprichosa, advierte sobre la indefinición de una narrativa fílmica construida como una colcha de retazos; una diversidad sin mayor cohesión, que convoca al resultado que se ve: una amalgama de secuencias abigarradas.

Pese al "des-concierto"  que recorre palmo a palmo el cuento  ofrecido en la comedia, también aparece un planteamiento  trascendente: ¿es el destino el que mueve los pasos del hombre? ¿El hombre puede modelar su destino? La dicotomía azar/voluntad, preocupación de millones, se entreteje a través de dos hermanos; Felipe, quien  soporta o quien cree soportar el estigma del "Mufa" y otro, Guillermo, quien no obstante la mala racha laboral y personal que está pasando, mantiene su  semblante calmo, en una suerte de espera activa en la que se ocupa de conquistar una mujer, previas clases de tango.
"Bailar tango es caminar con una mujer clavada en el pecho”
A su manera, cada uno busca ayuda externa para paliar sus  cuitas, pero mientras el primero arroja su suerte a la brujería, a las " comunidades terapéuticas" para  "mufas", y libros de autoayuda,- pretendidamente científicos, pero que lejos de explicar las " leyes de la suerte", comportan un fenómeno mercantil que halla en los infortunios su redituable operación comercial-, el segundo hermano, sin preocuparse en demasía por los designios que le notifica el destino, se halla -por suerte- con un instructor de tango que actúa  como desinteresado consejero y que, sin artificio y haciendo gala de una generosidad  sin límite, propone ver y actuar dentro del tiempo teniendo en cuenta su relatividad; sólo el deseo, bien trabajado para conseguir su objeto, es capaz de  alcanzar metas.
¿vos sos de los que empujan o de los que fluyen?


Ambos hermanos tienen conflictos emocionales sin resolver, originados estos en un desgastado lazo  afectivo con su padre, quien ad portas de la muerte, los invita a un juego, que como clase didáctica los hará comprender situaciones de la vida contra las que, sin haberlas conocido a fondo, se habían rebelado. La sanación anímica, les llega - especialmente a Felipe- desde los orígenes mismos de sus  malestares psíquicos: la  irregular relación con su padre.

Se puede pasar un buen rato con " La Suerte está Echada”, aunque en rigor no trascienda debido a su indefinición; no se trata de capturar la esencia de un cuento para etiquetarlo; no es plausible reducir una película a una aséptica clasificación. El positivismo no va de la mano con el arte cinematográfico. No obstante, ver en una  misma cinta fragmentos de estilos y técnicas no adheribles entre sí, como en este caso, deja un sinsabor  tal, que al menos, le resta crédito y sustancia como para convencer al espectador, tanto más si el final es tan previsible como ramplón y si una voz en off narra de manera explícita una escueta moraleja. Impecables en cambio, resultan las actuaciones de Gastón Pauls, Marcelo Mazzarello y casi todo el elenco.

En síntesis, “La Suerte está Echada”  es un film para relajarse y disfrutar... con muchos de los agüeros, prejuicios, cábalas y supersticiones comunes a la idiosincrasia latinoamericana.

País: Argentina
Año: 2005
Director: Sebastián Borensztein
Actuaciones:
Marcelo Mazzarello
Gastón Pauls
Leticia Brédice
Alejandro Awada
Indio Apachaca
Lucrecia Capello
Julieta Cardinali
Gerardo Chendo
Claudio Gallardou
José Gallardou
Paola Krum

Trailer

domingo, 1 de noviembre de 2009

PERRO COME PERRO

Crónicas rojas de " El Caleño"
o
Venganza por Adela.


Con suma prevención  y casi que atado, para evitar que una rabieta me alejara de la silla en los primeros minutos de la película, decidí al fin verla, y  terminé absorto por el ritmo trepidante de su violencia, ensimismado y cavilando, trasegando cada calle, palmo a palmo, cada viaje, con su sociología y su misticismo, de ese gran departamento colombiano donde se entrecruzan dinámicos puertos del Pacífico , vastos cultivos de caña, mucha Salsa y desparpajo y los crímenes de bellas urbes; con sus  Carteles de la droga  pero también consu gente pujante: el Valle del Cauca.

 Víctor Peñaranda y  Eusebio Benitez, dos empleados de una organización criminal del suroeste colombiano, se ven obligados a compartir una misma habitación de un  desvencijado hotel en el centro de Cali. Allí deben esperar cada día la visita de "Sierra", personaje siniestro quien obra como chofer y guía de correrías sangrientas , bajo las ódenes del todo poderoso Jefe de las mafia: alias " El Orejón". Víctor y Eusebio ignoran, empero, que uno de esos viajes será para devorarse salvajemente entre ellos mismos, y que unas insistentes llamadas al cuarto de hotel, desligadas de su  acontecer delictivo y  perpetradas como parte de un demencial  asunto -absurdo  desde cualquier óptica- tandrán mucho que ver  en la resolución de sus respectivas historias.

"Perro come perro" se sitúa  dentro de las consabida temática que ha saturado el cine colombiano y su sobrestimado " boom" en  este decenio que está por terminar; sin embargo se sacude de esa  magra tendencia  aunando elementos cinematográficos que se apilan muy bien en el guión; una trama  cuyo contenido no es otro que la violencia social desatada por las mafias en la región Pacífica colombiana , pero que lejos de proyectarse hacia afuera - como otros films que enarbolan "íconos" de la subcultura de la narcotráfico y otras empresas criminales- estudia la estructura organizacional, así como la composición social , cultural y psíquica, de sus  entrañas mortíferas.


Es un historia urbana, con los ruidos de la ciudad, de la Cali  que supuso el devenir de la obra de Andrés Caicedo, ese narrador citadino que nos legó su revolucionaria novela: ¡qué viva la música!, en cuyas páginas nos muestra la violencia y las injusticias de los años 70 y su estrecho vínculo con la ola  de extranjeros que vinieron a consumir hongos alucinógenos y completar su éxtasis con la música Salsa. Cali es considerada la capital colombiana de la salsa, y su peculiar voseo más su  ambiente festivo, la dotan de unas caraterísticas culturales auténticas que no en vano se  intrincan en la película. Cuando el Orejón , desde un elevado piso, haciendo observar al negro Benítez  un parque cualquiera desde un telescopio, afirma que la gente no sabe dónde está parada, y que no se dan cuenta de "la calentura" , parece que indica  las razones culturales por las cuales una ciudad corroída en su diario transcurrir por crímenes atroces, de variada índole y refinada crueldad, sigue en pie, como si la gente no se percatara de las tragedias sociales, como si funcionar ocultando su sangrienta historia, o negando la realidad fulminante, fuera un paliativo para seguir existiendo a pesar de todo. Reprimir el síntoma, es decir, negar las problemáticas, es obstruir cualquier tentativa de solución; guardar silencio y esquivar verdades, parece una normativa ineleduible en el control social informal que se ha venido afincando en el hampa.

La Salsa acompaña múltiples escenas de la película; canciones de Rubén Blades, Henry Fiol, Willie Colón y hasta de uno de sus precursores, el gran Benny Moré, se convierten en piezas narrativas  que convergen con las situaciones y  el proceder de los personajes. Ello hace parte del componente simbólico con que el Director  enriquece el marco geográfico, vital para los sucesos filmados. Otro de los sustratos culturales que permiten digerir racionalmente el film, es el que bordea con su fuerza mística  cada tramo de guión; en el que pueden reconocer sus relaciones sociales muchos latinoamericanos: la brujería.


La superstición  y la magia negra,  el espiritismo y los misterios del más allá  encajan de manera poco menos que curiosa dentro del exasperante y violento realismo  que nos recuerda que en Colombia no son pocos los hombres descuartizados en vida con motosierra. Sin embargo, no bastando con  ese terror  alojado en el inconmensurable cinismo  de los matones, - a sueldo, a contrato, a destajo, con carnet, transeúntes, o propietarios, o socios de sociedades de matones-, se muestra otra realidad desconcertante que comporta elementos inasibles y empíricamente no verificables, pero practicados a diario: la santería, el " neo" chamanismo citadino sustraído de sus núcleos culturales ( práctica muy respetable en el seno de Pueblos Indígenas), y en fin, la superchería que delimita nuestro siglo XXI, en este país. En cada centro de cada ciudad, o en cada periferia, de cualquier poblado, se encuentra cada dos calles  un centro de brujería, y desde luego, cada ente y personalidad que detenta  cualquier clase de poder, cuenta con su brujo de cabecera;  cuán  cerca está la edad media.

En esta película  sobre el "mal" , se abordan muchas formas del llevarlo  a cabo sin desantender, -gran acierto-, las causales económicas de esas actividades perversas. De hecho, la línea conductora del largometraje es una bolsa con dinero, hurtada a quien antes la había hurtado de alguna manera. Aquí carece de validez el viejo adagio popular que reza: " ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón". Una ciudad cosmopolita con su sincretismo cultural, que la pone al borde de la ezquizofrenia, eso parece retratar  Perro come Perro.



Es la crónica roja  de Cali y alrededores, vertida en un diario amarillista  cuyo título obliga  a entrever el trasfondo sociológico de los episodios macabros presentados: " El Caleño". Aberrante periódico que se lucra con sevicia de la sangre que se cuela en las alcantarillas y que va presentando uno a uno los hechos truculentos vinculados a los actos de los personajes; que los conecta aún más, que los alerta, que en ocasiones obra como testimonio, de mano en mano, de lugar en lugar.


Víctor Peñaranda  se lee en "El Caleño" y ahí se siente advertido de peligros que ya conoce; con templanza y valor trata de escabullirse de su sino trágico, sin apenas una módica sonrisa, con el ceño eternamente fruncido, protegiendo su tesoro, el que arrebató sin permiso y que lo tiene al filo de la muerte; no es el mejor de los vallunos, es un matón que pugna por sobrevivir en la ciudad salvaje, con su muñequito de peluche; el que a veces obra como contenedor de una exigua esperanza dineraria. Tan bien escrito como actuado, es menester hacer mención de reconocimiento de ese gran actor Caleño,  Marlon Moreno, que en mútliples trabajos le ha rendido un tributo al arte de la actuación . Bien puede experarse que hay maestría en su labor; hacerse con la piel  y alma del inabordable Víctor, y sellar aún más ese hermetismo que opera como un distanciamento entre lo que le queda de humano y  la feroz animalidad que lo hace un sujeto rapaz, ha debido demandar, además de conocimiento y técnica, un extenuante esfuerzo   psíquico, y una templanza a prueba de guión. Así pues, mientras casi todos los personajes del cine se abren al análisis de su interior, este Víctor se empeña en negar cualquier tentativa psicoanalítica que no verse directamente sobre sus actos en las marañas criminales.; tan sólo las llamadas al celular de su compañera podrían delatar algún signo de su historia y de sus sentidos protegidos por la parquedad que lo arropa. Sin duda, es uno de los personajes mejor construidos del cine colombiano.

El negro Benítez no soporta estultas bromas sobre su raza; se siente orgulloso del ébano de su Pacífico; hundido en sus pesadillas  y en la atadura de su alma a la de un muerto, observa impotente como su vida se seca día a día mientras cumple con sus compromisos criminales. Encarnado por  Oscar Borda, este personaje  traduce el miedo paralizante que cohabita en los espacios donde se mueve. Las tinieblas de los hechizos suburbanos caen sobre él para ligarlo a desesperos demenciales, que empero le darán la oportunidad de matar la culebra por la cabeza, de extirpar las raíces de la venganza para llevárselas con él.

El Orejón, Sierra, la amante de Benítez, un indigente en las afueras del hotel, el abogado de mafiosos, el recepcionista del hotelucho,  y los perros,  todos estos personajes, van muy bien hilvanados; precisos, sin desbordarse, aunque, la sangre y la historia se desborden por doquier. La violencia explícita es tan arrojada que podría ser clasificada como cine gore, pero que  por su contexto, por la genialidad del guión, y porque lamentablemente así es la realidad  de este país, más allá de salvarse de semejante estigma, se alza victoriosa ante el olvido. Generaciones enteras ubicarán un referente del cine colombiano en Perro come Perro, como muchos lo hacemos ahora con "Tiempo de Morir", "La Estrategia del Caracol" o " La Gente de la Universal", todas estas, con una temática diferente.

A tener muy en cuenta, un elemento trascendental  para la película: las persistentes llamadas al cuarto de hotel donde se hospedan los dos protagonistas,  en procura de hablar con una tal  "Adela" . Al realismo y a la magia (que no al realismo mágico) de este film se le añade un  episodio tan absurdo como demencial , que cruzando toda la película, le asesta un golpe certero, definitivo, y hasta  burlón, a toda la trama, y por qué no, al espectador. Una burla del destino, o de una mente perturbada que sin ningún puente de sangre, sin ningún vínculo aparente, teje la historia con mayor contundencia que  las mismas balas. La esquizofrenia cultural se completa con este extraño relato, el que, otorga licencia para reir.

Inolvidable el cuadro del perro bebiendo de un charco de sange cerca de una alcantarilla, la rima de Sierra con motosierra, los perros peleándose las bolsas negras, el grafitti de la Universidad del Valle en una toma y en una noticia de "El Caleño", la contrapropuesta a este periódico por una revista alternativa: " El Clavo"  que aparece por un par de segundos mientras Víctor lee el primero; la banda sonora... en fin,  el no caer en lugares comunes e ir más alllá del realismo burdo, auscultando verdades complejas, no reducidas al palurdo colorido o la chabacanería subcultural de las mafias colombianas,  nos alerta sobre una realidad mucho más problemática de lo que la gente " que no vive en la calentura" puede comprender.


País: Colombia
Año: 2008
Director: Carlos Moreno
Guión: Carlos Moreno y Alonso Torres
Actuaciones:
Marlon Moreno
Oscar Borda
Blas Jaramillo
Álvaro Rodríguez
Paulina Rivas.
Fotografía: Gerylee Polanco, Luis Hernández
Música: Los Superlitio

TRAILER


León Plata

miércoles, 28 de octubre de 2009

CAIDOS DEL CIELO




Perú; agrietado albor de los noventa; desesperanza  urdida  por tonos de miseria. Como un  vaticinio de los lúgubres episodios del decenio, aparece una película,  armada sobre un realismo radical y sin embargo, no exento de febriles metáforas,  ni de  agudas  ironías que se cuelan como anticipo de un extraño gozo al final: la verdad; como quiera que sea, dolorosa, demencial en sus  disparos de  incisiva lucidez...la verdad descarnada y explosiva,  venciendo al falaz juego de los consuelos prefabricados.

Tres historias desgarran la esperanza furtiva  del espectador:

-Una pareja de ancianos  con un "otrora" desbordante en su fastuosa posición socio-económica , de a poco se van despojando de sus bienes para conseguir un elegante mausoleo, donde puedan  asegurar una cómoda eternidad.
- Una señora ciega, un cerdo y un par de nietos, que se inician  en el camino de la violencia social, desde el espacio suburbano  en que habitan. Excluidos y replegados en su cordón de miseria  ven germinar el crimen de sus manos como la única puerta a su libertad; como escenario de la corrupción de estos niños desvalidos siempre está presente la porqueriza; allí, la  abuela ciega  engorda un cerdo a punta del sufrimiento  de los pequeños. Terror social que se puede hallar en cualquier urbe latinoamericana; niños sin futuro, con  tortuoso y sangrante presente, niños sin niñez.
- Un  humilde locutor, quien se hace llamar: "Don Ventura"  se empeña en colmar de optimismo las vidas tristes de sus radioescuchas; más que un eslogan publicitario la frase "tú eres tu destino", es su grito de batalla para derruir los malestares anímicos de su audiencia; cree ciegamente en ella, cuando la lanza al espectro electromagnético también lanza su espíritu solidario, su confianza en la humanidad, el desagravio de su época. Confía en que este lema  secará las lágrimas de los oprimidos, sacudirá el oprobio de los golpeados, nutrirá las pulsiones de vida de todo aquel que lo escuche, evitando así horrores depresivos, intentos de suicidio, desmoralizaciones contemporáneas...

¡Ah! ¡Tú eres tu destino! nadie, nada, ninguna situación, ninguna institución, ningún revés, ninguna escasez, nada, puede corroer las fuerza de tu interior, tú eres tu motor, tu libertad, en ti están las respuestas,  ¡vive! ¡sé feliz!

Pero...

Como si la película quisiera  demostrarnos que la esperanza consiste en esperar, y que las ruinas de los tiempos  no dan espera; que hay que ir  sonriendo por el mundo pero a la vez mirar así sea de soslayo, la miseria que orbita al gratuito optimismo... el espectro electromagnético se tiñe de sangre y desconsuelo.

 Tras sentir asco por la mujer de la cual se ha enamorado después de salvarla del suicidio y  luego de   la infructuosa tarea de despertar en su ser las pulsiones de vida que habrían de alzarla  triunfante sobre su mar de odio y frustraciones - el mismo  en el que la encontró a pocos pasos de negarse la vida-, nuestro optimista locutor, entiende que nada se soluciona con las visiones rosadas de su derredor, si no hay unas condiciones mínimas de dignidad. Rebasado por el filoso abrazo de la realidad, nos sorprenderá a todos, un día de esperanzas pegadas a la radio, con  entrecortado aliento, borrando  su oración de combate con su  ahora resquebrajada voz ..." tú eres tu destino" sale del aire...


Justo en la época en que se presenta "el boom" de  la literatura de auto ayuda, de los libros  de auto superación, del "new age" de la veneración de lo incorpóreo, en fin, en los albores de  la era de la superchería y la negación de la realidad, salta este film , previniendo un poco, clamando por al menos, un conato de razón en medio de tanta alienación. Con la sencilla metáfora de la estación de radio con humilde y bonachón locutor, podemos estar seguros del rol distorsionador de la realidad de los mass media y de su  poder  sobre las mentes; medios no bonachones, por supuesto.

"...pero si les dices que la vida es una mierda se nos van todos a otra radio."

El complejo sarcasmo que nos trajo Lombardi, no deja piedra sobre piedra, en su  delicado  intento  de rasgar los velos que encubren la realidad, con su fealdad, con su horror, con su sevicia, con el asco que despierta... con sus paradojas, como las que, prescindiendo de retratos fríos y deslucidos, nos ofrece " Caídos del Cielo".

Hacer de la fealdad una preciosa joya del cine latinoamericano,  merece más de un halago, más de un aplauso, pero aún más, hacer de las paradojas sociales  una  irónica invitación a despertar, al despertar de las conciencias, amerita librar este título de las listas del olvido....

TRAILER


ESCENAS


 



País: Perú
Año: 1990
Director: Francisco J. Lombardi
Guión: Augusto Cabada y Giovanna Pollarolo
Música: Alejandro Masso
Fotografía: José Luis López Linares.
Reparto: Gustavo Bueno, Marisol Palacios, Elide Brero, Carlos Gassols, Delfina Paredes, Rafael Garay, Nelson Ruiz, Mónica Domínguez, Hernán Romero, Alberto Benavides, Jorge Quiñes, Ruth Revoredo, Jorge Rodríguez Paz, Nelson Ruiz, Gilberto Torres

miércoles, 7 de octubre de 2009

IL POSTINO


 POEMA  A LA VIDA
Carta al Cartero
(Escrita en 1996)

(A  Radford, a Troisi, a Maria Grazia, a Noiret, a Skarmeta ...)

Seis letras resumen el film, seis suspiros que elevan a canto la inmensidad del mar; Poesía: magia de lo que es y de lo que intenta ser. Colores grisáceos que se confunden con la brisa salina; palabras ahogadas en el espejo de lo cotidiano, de todo aquello que se convierte en rutina...
Y en medio de todo, la amistad; ese lazo inexplicable que une a dos seres, a dos hombres con diferentes modos de ver la vida pero que en el fondo se identifican en el núcleo de su esencia.
Es simplemente la vida de un hombre. El roce incesante con lo inmediatamente posible. Es simplemente un acontecimiento, aquel que un momento dado marca caminos y  encuadra pensamientos.
Y en medio de todo, el amor; ese amor puro y simple que hipnotiza el alma. Es esa mirada ingenua  que todos, alguna vez, lanzamos al horizonte.
Y en medio de todo, el desencuentro; es ese sabor amargo de las caricias del olvido: Es la dulce nostalgia que atormenta suavemente el alma a través del sin sabor de los recuerdos; es ese instante perdido e irrecuperable, ese sentimiento vacío en medio de la gloria. Es grabar  el sonido del firmamento y otorgar el más bello sentimiento a través del silencio...
Es "El Cartero", aquel hombre que se limitó a  los pedaleos monótonos  de siempre en la misma línea; aquel que odió la tradición del pescador porque causaba resfriados; aquel que en un cuaderno no pintó más que una luna, aquel poeta de la vida que superó el contenido de cualquier libro y cualquier reconocimiento...
Y luchó, sintió, llamó a su hijo Pablo, como el poeta y notificó la aparición de un testamento de olas y poemas...
Poesía simple y cotidiana.
Palabras de unos ojos tristes y melancólicos; misterio y magia, mar y Beatrice; poeta y poeta...soledad de un destino feliz a pesar de la muerte...

Bucaramanga, Colombia, una noche de 1996.
León Plata

TRAILER ( en inglés)

ESCENAS DE BEATRICE Y METÁFORAS


Dirección: Michael Radford
Año: 1994
Duración: 148 min
Interpretación: Philippe Noiret , Massimo Troisi , Maria Grazia Cucinotta
Guión: Giacomo Scarpelli, Massimo Troisi , Anna Pavignano,
Michael Radford , Furio Scarpelli Basado en: Ardiente paciencia (novela), de Antonio Skármeta
Música: Luis Enrique Bacalov
Edición musical : Esterno Mediterraneo Film
Fotografía: Franco Di Giacomo
Montaje: Roberto Perpignani
Vestuario: Gianna Gissi
Productor Ejecutivo: Alberto Passone



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