Título Original: THE CHASE
Director: Arthur Penn
Un comisario (Marlon Brando) y un reo (Robert Redford), dos
antagónicos dentro del sistema
carcelario y de orden público, son víctimas de la furia incontenible de los
habitantes de su localidad; no es un una furia popular, empero; no se trata de
un pueblo alzándose contra las
injusticias sociales; se trata de un pueblo alucinado que pide con consignas de
odio la supresión de lo que queda de justicia. Es un pueblo alienado, es un pueblo
perverso, es el imperio de la ruindad. Es un distrito petrolero…
Las relaciones de producción son tan comunes, tan
cotidianas, que algunas escenas pueden
llegar al hastío: El propietario de la
petrolera maneja todos los hilos del poder, como habría de suponerse, toda la
administración pública es corrupta, como habría de suponerse, los bancos se inflan de orgullo con la plata de los pobres, como habría de suponerse, los usureros
pululan succionando la sangre anémica de
los expoliados, como habría de suponerse, los negros son blanco del odio
racista, como habría de suponerse, las esposas de los puestos burocráticos
medios son arribistas y detestan a sus maridos, como habría de suponerse, todo
el pueblo es alcohólico, como habría de suponerse, la juventud vive los acontecimientos
de moda, viendo injusticias, sin inmutarse, como habría de suponerse, todos
tienen un deseo insaciable de violencia sin fin, como habría de suponerse.
Es el capitalismo, es el Estado de Derecho, es la democracia
demo liberal, donde cada cual sabe
ocupar su puesto, los de arriba, arriba, los de abajo, abajo, y los demás en el
medio, unos tratando de alcanzar a los de arriba y otros pisoteando a los de
abajo, y en línea transversal, el lumpen, degradándolo todo. mientras unos adulan a los poderosos, una mujer ( Jane Fonda) huye con sus dos amantes…huyen de la jauría...
Es una historia de clases, contrarias, no cabe duda; en este
filme el paradigma Marxiano es incontrovertible, pero son clases sin
conciencia; clases que no han entrevisto la necesidad de vivir con dignidad. Es una sociedad descompuesta,
neurótica e histérica, vil…
Ellos buscarán liberarse de sus almas putrefactas,
querrán purificarse, purgar sus culpas infernales, pero no
servirán a la sociedad, no obrarán conforme a un ideal de justicia, igualdad y solidaridad. No;
ellos desatarán el infierno mismo contra
los justos; el pueblo arderá, una lluvia de fuego caerá, pero en esta ocasión no
será Dios quien la envíe, será una borrachera demencial la encargada de catapultar
las bolas de candela. Es una escena inolvidable.
Es una descomunal proyección social- en su acepción
psicológica- todos, capitalistas, trabajadores, funcionarios y marginados se
unen espontáneamente para acabar con
cualquier atisbo de verdad, de honestidad. Ven sus perversiones en los cuerpos
de dos hombres justos: un inocente presidiario en fuga y un comisario que se
empeña en proteger su vida, y en hacer saber
que su conciencia no tiene precio. En términos más coloquiales, la
proyección consiste en “ver la paja en
el ojo ajeno”. El odio dirigido hacia los justos se torna en un ritual exorcista, que no en
vano, deviene en orgiástico carnaval, en un rutilante triunfo de la muerte sobre los valores humanos. Sus almas podrán descansar en paz.
El guión torna explícitos los desmanes del capitalismo, y el
oprobio del “american way of life”. El sueño americano se transforma en pesadilla
y todo cuanto de ominoso existe en la
ideología burguesa, se pone al descubierto. Resultan muy similares los
personajes, las situaciones y el trasfondo a lo narrado por el escritor
norteamericano WILLIAM FAULKNER, en su obra “SANTUARIO”; en ésta novela, los
mártires son un abogado honesto y un presidiario inocente, y tal como sucede en “The Chase” el pueblo
quiere “quemar” la inocencia, y
desmoralizar al justo.
Pero, con todo, la cinematografía y el desarrollo del guión no son tan
frenéticos como cabría suponer. Es una película de personajes, y tal vez por
ello, el director se toma su tiempo para exponerlos de forma serena, jugando un
poco con la rutina.
Sin duda, esta joya cinematográfica de los años 60 del siglo
XX, ha sido infravalorada por los
críticos de la historia del cine, porque ni siquiera brilla en los prontuarios
de hazañas de Marlon Brando, quizás porque pertenezca a ese período en el que -se
dice- el rebelde se negaba a actuar bien.
País: EEUU
Año: 1966
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